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La realidad de
la infraestructura sanitaria en las instituciones educativas públicas del país
refleja una urgencia que no se puede seguir postergando.
Según el Censo Educativo 2023, el 65.1%
de las escuelas públicas no tiene acceso a la red pública de agua potable, el
68.3% no está conectado al desagüe, y un 61.9% presenta
servicios higiénicos en mal estado.
Esta situación impacta directamente en la
salud y el aprendizaje. La falta de baños adecuados y espacios de higiene
genera ausentismo, malestar e incluso enfermedades gastrointestinales y de la
piel, especialmente en niñas y adolescentes. Una encuesta de UNICEF (2020) reveló
que el 85% de las estudiantes mujeres en secundaria no se sienten
cómodas usando los baños de sus colegios, lo que representa un obstáculo
adicional en su derecho a una educación digna y sin interrupciones.
Los expertos coinciden en que una escuela
limpia y con servicios higiénicos en buen estado no solo previene enfermedades,
sino que también mejora la experiencia de aprendizaje y la productividad
docente.
“La limpieza de los espacios comunes en
centros educativos es clave para promover la seguridad, el bienestar y un
desarrollo favorable de los estudiantes”, asegura Gisela Murrugarra, Directora
de país de Water for People en Perú.
El objetivo es claro: garantizar baños
limpios, seguros e inclusivos, promover una mejor gestión del agua en
las comunidades y reducir las brechas que hoy afectan la asistencia y el
bienestar de miles de estudiantes.
En este escenario, resulta urgente impulsar
una resolución articulada entre sectores públicos, privados y de la sociedad
civil, que permita canalizar recursos, capacidades técnicas y soluciones
sostenibles. Solo mediante alianzas sólidas se podrá revertir la precariedad
sanitaria que enfrentan las escuelas, garantizar el acceso a una higiene
adecuada y ofrecer a los estudiantes un entorno seguro y propicio para su
desarrollo.

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