jueves, 24 de julio de 2025

Reforma AFP: avances y controversias en torno a los aportes obligatorios para independientes

 


Los trabajadores independientes estarán obligados a aportar a las AFP desde 2028, sin considerar su edad ni ingresos. Expertos advierten que la medida afectaría principalmente a los mayores de 40 años, que harían aportes insuficientes para una pensión digna. Además, podría aumentar la informalidad laboral y generar una carga fiscal al Estado.

 

 

La reciente reforma del Sistema Privado de Pensiones (SPP), impulsada a través de la Ley de Modernización del Sistema Previsional Peruano y aprobada en septiembre de 2024, busca transformar el panorama previsional en el país. Si bien su reglamento aún sigue pendiente de la aprobación final, la norma ha generado controversia por una de sus disposiciones más cuestionadas: la inclusión obligatoria de los trabajadores independientes como aportantes a las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP).

 

De acuerdo con la nueva normativa, los trabajadores independientes que perciban ingresos por rentas de cuarta o quinta categoría estarán obligados a aportar al sistema previsional. La aplicación será gradual: desde el 1 de enero de 2028, deberán destinar el 2% de sus ingresos, aumentando progresivamente hasta llegar al 5%.

 

Sin embargo, la norma no establece un límite de edad para la obligatoriedad de estos aportes. Tampoco considera la alta variabilidad e inestabilidad de ingresos que caracteriza a los trabajadores independientes en el país. Según datos de diciembre de 2024, casi el 80% de los contribuyentes registrados en la Superintendencia Nacional de Aduanas y Administración Tributaria (Sunat) son independientes. Es decir, alrededor de 9,9 millones de personas.

 

Críticas desde el sector técnico

 

Expertos de la Asociación de Contribuyentes del Perú (ACP) han señalado que esta medida, en lugar de beneficiar, podría perjudicar económicamente a los trabajadores independientes, especialmente a aquellos mayores de 40 años. “En la práctica, estarían regalando sus ahorros al sistema de pensiones sin la posibilidad real de obtener una pensión que les permita vivir dignamente en el retiro”, señaló Camila Costa, economista principal de la asociación.

 

Según la ACP, se requeriría un mínimo de 30 años de aportes continuos para asegurar una pensión decente. Por ello, proponen que la obligatoriedad se limite a los trabajadores independientes menores de 40 años. Para los mayores, el aporte debería ser voluntario.

 

Por ejemplo, José es un trabajador independiente de 55 años, representa la realidad de miles de peruanos. Debido a la naturaleza esporádica de su empleo, sólo podría aportar durante los próximos 10 años antes de jubilarse. Con un ingreso promedio de S/1,550, su aporte mensual del 5% representaría S/77.50, sumando aproximadamente S/9,300 en una década. Un monto insuficiente para acceder a una pensión digna ni siquiera para acceder a la pensión mínima de S/600 que establece la ley.

 

¿Y quién gana con esta medida? Los especialistas advierten que los principales beneficiarios de esta reforma serían las AFP, que verían incrementados sus ingresos gracias al aumento del número de aportantes. Además, la ley establece que si el afiliado no alcanza la pensión mínima, el Estado se encargará de cubrirla, generando una carga fiscal adicional. Es decir, esta situación se traduce en una pérdida de liquidez mensual para trabajadores que ya tienen ingresos limitados, sin una garantía real de beneficio futuro. En términos simples es «tirar la plata al agua».

 

Un problema estructural: informalidad y bajo ingreso

 

La propuesta también debe analizarse en el contexto de la informalidad laboral. En Perú, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) 2024 del Instituto Nacional de Economía e Informática (INEI), el 83,5% de los trabajadores a nivel nacional son informales. Es decir, sólo el 16,5% de los trabajadores independientes cuenta con Registro Único de Contribuyente (RUC) en la Sunat, lo que refleja la precariedad y falta de acceso a derechos laborales.

 

A ello se suma que, según el INEI, el ingreso promedio de un trabajador independiente entre 11 y 15 años de experiencia es de S/1,780 mensuales, mientras quienes trabajan en la informalidad ganan en promedio solo S/668. La obligatoriedad del aporte no solo podría reducir la liquidez de estos trabajadores, sino también actuar como un desincentivo para su formalización, justo en un contexto donde se busca lo contrario.

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