El
sueldo docente se duplicó en la última década, pero solo 3 de cada 10 escolares
entienden lo que leen. ¿Qué medidas adoptará el Estado para realmente mejorar
la educación del país?
En
el Perú, la educación sigue estancada ante la inacción de las autoridades para
que los escolares aprendan más y en mejores condiciones. Un análisis del
Instituto Peruano de Economía (IPE) de julio de 2025 indicó que, pese a que los
sueldos de los docentes se duplicaron en la última década, los logros en
lectura y matemáticas de estudiantes de cuarto grado de primaria se mantienen
bajos (33% y 28%, respectivamente). Es decir, solo 3 de cada 10 escolares
entienden lo que les enseñan.
El
Estado insiste en que mejorar las remuneraciones de los profesores es sinónimo
de progreso, pero los datos dicen lo contrario. En 2024, el país destinó más de
S/ 46 mil millones al sector, creciendo en un 93% la inversión pública en
educación entre 2016 y 2024. Así el sueldo base de los docentes se ha
incrementado de S/ 1,555 a S/ 3,100.
Sin
duda, la calidad de vida de los profesores ha mejorado, pero no los niveles
educativos. Y en lugar de subir en los rankings internacionales, bajamos. En el
IMD World Competitiveness Ranking, Perú cayó del puesto 43 (2011) al 63 (2024),
entre 67 países. Una señal de alerta que nadie en el Gobierno parece querer
mirar.
En
ese sentido, el Consejo Privado de Competitividad sostiene que subir el sueldo
de los docentes «no garantiza una mejor educación» si no viene acompañado de
compromisos medibles sobre el aprendizaje. Por su parte, la Acción Empresarial
por la Educación señala que “las mejoras salariales no se traducen en la
calidad educativa en la misma proporción”. No obstante, ambos coinciden en que
la eficacia del docente varía mucho, y sin mecanismos de seguimiento, aumentar
salarios genéricamente no mejorará los resultados.
Sin aulas dignas no hay futuro
Si
bien la correlación entre salario docente y desempeño no es necesariamente
lineal, es importante analizar qué otros aspectos influyen en el bajo
rendimiento escolar. Mientras que un grupo de docentes se esfuerza a diario
para mejorar los niveles de la educación que brindan y reciben un sueldo mayor
al que antes percibían, una pregunta está en el aire: ¿Qué está haciendo el
Estado para mejorar las aulas a las que van los niños día a día?
Solo
en Lima Metropolitana hay más de 400 colegios con alto y muy alto riesgo, según
la Dirección Regional de Educación de la capital (DRELM). Pero los peligros no
se presentan únicamente en las aulas, pues espacios destinados a actividades
recreativas, como patios o canchas deportivas, también enfrentan deficiencias y
terminan siendo clausurados.
En
diciembre de 2024, la brecha de la infraestructura educativa del Perú ascendió
a S/ 158,832 millones. Esta deficiencia es mayor en zonas rurales, donde se
concentra el 62.6 % de los casos, mientras que el 37.4 % de los casos se da en
áreas urbanas. En esa línea, el IPE también resaltó deficiencias en
infraestructura: solo el 34% de colegios públicos tienen agua, luz y desagüe, y
muchos están en riesgo de colapso. Las cifras son alarmantes.
A
esta triste realidad, se suma que los docentes no tienen acceso suficiente a
capacitaciones gratuitas o de bajo costo. Según el IPE, apenas el 29% de
docentes aprobaron la última prueba de ingreso a la carrera magisterial.
Además, lo lógico sería que si el Estado exige evaluaciones basadas en mérito,
asegure también la formación continua y de calidad para los docentes.
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